<p style="white-space: pre-wrap;">Encuentra la RESEÑA y LAS FRASES del libro El último encuentro de Sándor Márai. Las citas más relevantes de El último encuentro en una sola página.</p>

  • Título: El último encuentro.

  • Autor: Sándor Márai.

  • Año de publicación: 1942.

  • Páginas: 213.

  • Calificación mía en Goodreads: 3.

  • Temas: Amistad, amor, traición.


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frases el último encuentro sándor márai

reseña completa el último encuentro

Pag 19 – Uno se pasa la vida preparándose para algo. Primero se enfada. A continuación quiere venganza. Después espera. Él llevaba mucho tiempo esperando. Ya no se acordaba ni siquiera del momento en que el enfado y el deseo de venganza habían dado paso a la espera. El tiempo lo conserva todo, pero todo se vuelve descolorido, como en las fotografías antiguas.

Pag 22 – Cuando todos se enderezaron, los dos se miraron a los ojos, y desde entonces supieron que estaban destinados a vivir juntos, que no podían hacer nada en contra. Sonrieron, pálidos y confusos. (…) La joven francesa preguntó: «En su país…¿dónde?, y siguió sonriendo, con sus ojos de miope. El guarde imperial pronunció el nombre de su país. La primera palabra íntima que le dijo a aquella joven fue el nombre de su patria.

Pag 31 – Mi padre también es poeta, ¿no lo sabías? Siempre está pensando en otra cosa. (…) Estuvieron largo rato sentados así al pie de la higuera. Escuchaban el mar: su rumor les era conocido. Murmuraba como murmuraban los bosques en su patria. El niño y la nodriza pensaron que todo está conectado en el mundo.

Pag 36 – La amistad entre los dos muchachos era tan seria y tan callada como cualquier sentimiento importante que dura toda una vida. Y como todos los sentimientos grandiosos, también contenía elementos de pudo y de culpa. Uno no puede apropiarse de una persona y alejarla de todos los demás sin tener remordimientos.

Pag 49 – Estaban sentados en el piano, rígidos y erguidos, con sus cuerpos tensos, ligeramente inclinados hacia atrás, como si la música hiciera surcar los aires a unos invisibles corceles de fácula que arrastraran una carroza ardiente, avanzando en medio de una tormenta, por encima del mundo, galopando; y ellos dos parecían tener bien sujetas, con el cuerpo erguido y las manos firmes, las riendas de aquellas fuerzas desatadas.

Pag 58 – ¿Qué significaba este dominio? El poder humano siempre conlleva un ligero desprecio, apenas perceptible, hacia aquellos a quienes dominamos. Solamente somos capaces de ejercer el poder sobre las almas humanas si los comprendemos y si los despreciamos con muchísimo tacto.

Pag 60 – Aquellas mujeres llevaron el éxtasis del primer amor a la vida de ambos, con todo lo que el amor significa: deseos, recelos y una soledad desgarradora. Al mismo tiempo, más allá de las mujeres, de los distintos papeles, más allá del mundo, se vislumbraba un sentimiento más fuerte que ningún otro. Un sentimiento que tan sólo los hombres conocen. Se llama amistad.

Pag 65 – Los objetos parecían recobrar el sentido de su ser, parecían tratar de demostrar que todo adquiere un significado al estar en contacto con los seres humanos, al participar en la vida y en el destino de los hombres.

Pag 78 – Pronunciar la palabra «Viena» ha sido siempre como hacer sonar el diapasón y observar después lo que mi interlocutor entendía por ella. Así examinaba yo a la gente. Los que no respondían bien, no significaban nada para mí. Porque Viena no era tan solo una ciudad para mí, sino también un sonido: un sonido que resuena en el alma para siempre o que no resuena nunca.

Pag 79 – Luego comprendí. Uno se entera siempre de lo que le importa, sin ningún aparato, sin teléfono, sin nada.

Pag 86 – La memoria lo pasa todo por su tapiz mágico. Resulta que después de diez o veinte años te das cuenta de que algunos acontecimientos, por más importantes que hayan parecido, no te han cambiado absolutamente en nada. Un día, sin embargo, te acuerda de una cacería, del detalle de un libro o de esta sala.

Pag 99 – Las relaciones basada en la simpatía que he visto nacer y desarrollarse entre los seres humanos han terminado ahogándose invariablemente en los cenagales de la egolatría y de la vanidad. El compañerismo y la camaradería adquieren en ocasiones el aspecto de la amistad. Los intereses en común pueden producir situaciones humanas que se parecen a la amistad. También la soledad hace que las personas se refugien en relaciones más íntimas: al final se arrepienten, aunque al principio crean que esa intimidad es ya una forma de amistad. Claro, todo esto no tiene nada que ver con la verdadera amistad. Uno está convencido, y mi padre todavía lo entendía así, de que la amistad es un servicio. Al igual que el enamorado, el amigo no espera ninguna recomensa por sus sentimientos. No espera ningún galardón, no idealiza a la persona que ha escogido como amiga, ya que conoce sus defectos y la acepta así, con todas las consecuencias. 

Pag 99 – Y si un amigo nuestro se equivoca, si resulta que no es amigo de verdad ¿podemos echarla la culpa por ella, por su carácter, por sus debilidades? ¿Qué valor tiene una amistad si sólo amamos en la otra persona sus virtudes, su fidelidad, su firmeza? ¿Qué valor tiene cualquier amor que busca una recompensa? ¿No sería obligatorio aceptar al amigo desleal de la misma manera que aceptamos al abnegado y fiel? ¿No sería justamente la abnegación la verdadera esencia de cada relación humana, una abnegación que no pretende nada, que no espera nada del otro? 

Pag 99 – Y si uno entrega a alguien toda la confianza de su juventud (…) y después se da cuenta de que el otro le es infiel y se comporta como un canalla, ¿tiene derecho a enfadarse, a exigir venganza? Y si se enfada y pide venganza, ¿ha sido un amigo él mismo, el engañado y abandonado? ¿Ves?, este tipo de cuestiones teóricas me han ocupado desde que me quedé solo.

Pag 112 – Porque todos sonreían, todos aquellos hombres con rostro de piel oscura, de rasgos nobles, todos entreabrían los labios y miraban con una expresión de éxtasis y arrobamiento, como si matar fuera algo cálido, algo bueno, algo parecido a besar. Es extraño, pero en húngaro, estas dos palabras, matanza y beso ölésölelés, son parecidas y tienen la misma rasí…Así es.

Pag 124 – Éramos amigos, y esta palabra tiene unos significados cuya responsabilidad solo la conocen los hombres. Tienes que se consciente de la absoluta responsabilidad que contiene esta palabra. Éramos amigos, y no hay nada en el mundo que pueda compensar una amistad. Ni siquiera una pasión devoradora puede brindar tanta satisfacción como una amistad silenciosa y discreta, para los que tienen la suerte de haber sido tocados por su fuerza.

Pag 141 – Más tarde, mucho más tarde, cuando Krisztina ya no vivía, comprendí que quien se prepara con tanto escrúpulo para tales confesiones, para unos actos de total confianza, probablemente sabe ya que algún día habrá algo en su vida que tendrá que confesar. (…)

Pag 144 – Nunca se me ocurrió pensar que quien se propone contárselo todo al otro, a lo mejor habla con sinceridad incondicional para no tener que decir absolutamente nada sobre aquello que de verdad le importa.

Pag 147 – Quizás lo estoy contando todo con demasiados detalles – dice para disculparse -. Pero no se puede hacer de otra manera: sólo a través de los detalles podemos comprender lo esencial, así lo he experimentado yo, en los libros y en la vida. Es preciso conocer todos los detalles, porque nunca sabemos cuál puede ser importante, ni cuándo una palabra puede esclarecer un hecho.

Pag 151 – Porque en la vida de un hombre no solamente ocurren las cosas – dice ahora con mayor decisión, levantando la cabeza. (…)-. Uno también construye lo que le ocurre. Lo construye, lo invoca, no deja escapar lo que tiene que ocurrir. (…) Obra así incluso sabiendo o sintiendo desde el principio, desde el primer instante, que lo que hace es algo fatal. Es como si se mantuviera unido a su destino, como si se llamaran y se crearan mutuamente. No es verdad que la fatalidad llegue ciega a nuestra vida, no.

Pag 154 – Porque siempre amamos y buscamos a la persona diferente, en todas las situaciones y en todas las variantes de la vida… ¿lo sabes? El secreto y el regalo mayores de la vida es cuando se encuentran dos personas «semejantes». Esto ocurre raras veces, como si la naturaleza impidiese tal armonía mediante todas sus fuerzas y tretas, quizás porque para la creación del mundo y la renovación de la vida es necesaria la tensión que se forma entre dos personas que no cesan de buscarse, pero que tienen intenciones contrarias y distintos ritmos vitales.

Pag 160 – Así de poderosa es la naturaleza humana: uno no puede vivir de otra manera, tiene que hallar dentro de sí y obtener de los demás la respuesta a la pregunta que reconoce como la auténtica y verdadera pregunta de su vida.

Pag 166 – ¿Qué significa la fidelidad, qué esperamos de la persona a quien amamos? Yo ya soy viejo, y he reflexionado mucho sobre esto. ¿Exigir fidelidad no sería acaso un grado extremo de egolatría, del egoísmo y de la vanidad, como la mayoría de las cosas y de los secretos de los seres humanos? Cuando exigimos a alguien fidelidad, ¿es acaso nuestro propósito que la otra persona sea feliz? Y si la otra persona no es feliz en la sutil esclavitud de la fidelidad, ¿amamos a la persona a quien se la exigimos? Y si no amamos a esa persona ni la hacemos feliz, ¿tenemos derecho a exigirle fidelidad y sacrificio?

Pag 167 – Quizás fuera infantil…ahora que miro hacia atrás, ahora que intento juzgarme a mí y a los demás, me doy cuenta de que aquella vanidad, aquella espera y aquel aislamiento eran infantiles. Pero, en fin, así es el hombre, que incluso siendo inteligente y experimentado puede hacer muy poco en contra de su naturaleza y de sus obsesiones.

Pag 170 – ¡Engaño! ¡Qué palabra! Hay palabras así, palabras determinadas, con las que definimos ciertas situaciones de manera desalmada, mecánica. Sin embargo, cuando todo ha acabado ya, como ahora, pues para nosotros todo ha acabado ya, no podemos llegar muy lejos con palabras así.

Pag 170 – Ya no quedaba más que la espera y la venganza, y ahora que ha llegado la venganza y que la espera ha terminado, me doy cuenta con sorpresa de lo insignificante y vulgar que resulta todo lo que nos podemos contar, confesar o mentir: uno no puede sino aceptar la realidad.

Pag 170 – Uno envejece poco a poco, primero envejece su gusto por la vida, por los demás, ya sabes, todo se vuelve tan real, tan conocido, tan terrible y aburridamente repetido…Eso también es la vejez. Cuando ya sabes que un vaso no es más que un vaso. Y que un hombre no es más que un hombre, un pobre desgraciado, nada más, un ser mortal, haga lo que haga…Luego envejece tu cuerpo, no todo a la vez, no, primero envejecen tus ojos, o tus piernas, o tu estómago o tu corazón. Envejecemos así, por partes. Más tarde, de repente, empieza a envejecer el alma: porque por muy viejo y decrépito que sea ya tu cuerpo, tu alma sigue revosante de deseos y de recuerdos, busca y exalta, desea el placer. Cuando se acaba el deseo de placer, ya sólo quedan los recuerdos, las vanidades, y entonces sí que envejece uno, fatal y definitivamente. Un día te despiertas y te frotas los ojos, y ya no sabes para qué te has despertado.

Pag 171 – Uno acepta el mundo, poco a poco, y muere. Comprende la maravilla y la razón de las acciones humanas. El lenguaje simbólico del inconsciente…porque las personas se comunican por símbolos, ¿te has dado cuenta? Cómo si hablaran un idioma extraño, chino o algo así, cuando hablan de cosas importantes, como si hablaran un idioma que luego hay que traducir al idioma de la realidad. No saben nada de sí mismas. Sólo hablan de sus deseos, y tratan desesperada e inconscientemente de esconderse, de disimular. La vida se vuelve casi interesante cuando ya has aprendido las mentiras de los demás, y empiezas a disfrutar observándolos, viendo que siempre dicen otra cosa de lo que piensan, de lo que quieren de verdad…

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Sándor Márai (1900 - 1989) Košice, Eslovaquia.

Sándor Márai (1900 – 1989) Košice, Eslovaquia.

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