RESEÑA: Viajes con un mapa en blanco – Juan Gabriel Vásquez

En un mundo pragmático y utilitario, la pregunta ¿y eso para qué sirve? acecha siempre cualquier actividad que realicemos, o cualquier meta que persigamos. Las artes en general, y la literatura en particular, no han escapado de ella y más de un lector se ha enfrentado a la pregunta de por qué y para qué leer.

¿Por qué leer novelas? Se preguntan los lectores.

¿Por qué escribir novelas? Se preguntan los escritores.

¿Para qué sirve leer novelas? Se preguntan todos.

A estas preguntas trata de responder Juan Gabriel Vásquez en su último libro de ensayos Viajes con un mapa en blanco, publicado por Alfaguara en 2018.

Y quién mejor para responderlas que un novelista como Vásquez: ganador de premios literarios como el Premio Alfaguara, del Casino Povoa y nominado al ManBooker 2019, Juan Gabriel Vásquez es, además un gran lector, profundo conocedor de la obra de escritores como Joseph Conrad, y de toda la literatura latinoamericana, sobre la que hizo sus estudios en la Sorbona de París.

Desde Cervantes hasta Joyce, pasando por Vargas Llosa y hasta Proust, el escritor bogotano autor de El ruido de las cosas al caer (novela ganadora del Premio Alfaguara de novela en 2011), explora en Viajes con un mapa en blanco la historia con la novela, sus preguntas y sus respuestas, sus métodos y sus personajes tanto en las novelas del presente, como en las del pasado, en las suyas como en las de otros.

De qué trata Viajes con un mapa en blanco

El viaje de Viajes con un mapa en blanco surge cuando Juan Gabriel Vásquez es invitado a ocupar una cátedra en la Universidad de Berna, Suiza, con el propósito de hablar de “el arte de la novela” como él mismo lo menciona en el prólogo del libro y que remonta al lector a aquel famoso ensayo de Milan Kundera que lleva el mismo nombre.

En su cátedra, que después se convertiría en este libro de ensayos, Vásquez exploró la novela como esa creación en apariencia ineludible para el humano, ese artefacto hecho de palabras que nos ha permitido descubrir parajes de nuestra personalidad y de nuestra esencia humana, que nos ha hecho crear mundos de ficción, de fantasía, solo para comprender un poco más esta realidad en la que vivimos y que por momentos se nos hace tan incomprensible.

La revolución de la novela, que ve y piensa a los personajes desde adentro, depende de una poderosa prestigitación de parte del libro y de un bellísimo grado de superstición de nuestra parte; el resultado es que las realidades de la ficción nos interrogan, nos interpelan, nos obligan a cuestionar nuestras creencias más firmes y, al hacerlo, a descubrirnos.

Juan Gabriel Vásquez.

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Tomando como faros y guías a Cervantes, Proust, Virginia Woolf, Flaubert y sus “maestros latinoamericanos”, Vásquez va y viene de una novela a otra, de un autor a otro para hablarnos de los mecanismos, los objetivos y los orígenes de esta forma de arte a la que Vásquez profesa tanta admiración, y a la que nosotros lectores también.

“Las novelas ven más claro, o más lejos, que sus autores”

Juan Gabriel Vásquez.

Este ensayo pues se convierte en una fascinante travesía por la historias que dieron cabida a las historias de los libros, a las vidas privadas de los escritores (como aquella parte fascinante en la que Vásquez relata cómo Cervantes intentó venir a Colombia a trabajar para la corona, cómo no lo logró y qué habría sido de El Quijote si, efectivamente, se hubiera efectuado el viaje), y a un trazado, sino erudito, sí fresco y revelador sobre la Novela, las novelas y los novelistas.

Resumen por capítulos

Viajes con un mapa en blanco está dividido en tres partes, cada una con capítulos que abordan, en diferentes tiempos y perspectivas, el asunto que ocupa a cada sección. 

Así, tenemos la primera parte “A partir de Cervantes” en la que Vásquez explora la obra creativa del escritor de El Quijote para presentarnos a esta novela como el punto de inicio y modelo de la novela moderna. 

Vásquez presenta una radiografía de la novela, todas las lecturas posibles, y las no posibles que han surgido, para mostrarnos varias razones sobre por qué El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, es una de las mejores novelas creadas por el hombre que, además, sirvió de modelo e inspiración para muchas más novelas que le siguieron y que Vásquez explora en su libro.

La segunda parte “El escritor latinoamericano”, está dedicada a las obras del boom latinoamericano y a los escritores de este movimiento.

Así pues, pasamos por Vargas Llosa y sus novelas como La ciudad y los perros y Conversación en la catedral y también visitamos a Carlos Fuentes, a Borges, Cortázar y, por supuesto, a Gabriel García Márquez.

Un libro gana más entre más perspectivas explote.”

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Esta también es la parte en la que Vásquez hace un ejercicio genial: explora episodios, fragmentos, de ciertas novelas que lo marcaron, en la mayoría de Vargas Llosa, para presentarnos como en un anfiteatro, las partes y movimientos narrativos de la novelas, sus claves y sus logros, dándonos así ganas de conocer más y de explorar nuestras lecturas de esa misma forma en la que él lo hizo.

Es en esta parte, que a mí me pareció fascinante, cuando Vásquez cuenta cómo Cervantes quiso venir a América, más precisamente a Cartagena, y no lo logró.

La tercera parte “Misterios de la novela” es quizás la parte más densa, especulativa y exploratoria (y por tanto la más errática del viaje) en la que Vásquez explora a los grandes escritores de la tradición europea. Pasan por esta parte Faulkner, Tolstói, Joseph Conrad (tan amado por Vásquez y de quien hizo una traducción de El corazón de las tinieblas), Proust y Joyce.

“El conocimiento es la única moral de la novela”

Milan Kundera

Así, hace un análisis de Ulises, de Finnegans Wake de Joyce, y también de En busca del tiempo perdido de Marcel Proust, obra en la que se da una metaexploración de la novela, es decir: En busca del tiempo perdido es una novela que, no sabía yo porque no la he leído, explora el quehacer del novelista y de la novela misma. ¿Adivinen quién quedó con tremendas ganas de medírsele a semejante titán?

Este recorrido por la historia y los rasgos de la novela occidental de Viajes con un mapa en blanco, se inclina sobre el final hacia una perspectiva más personal de Vásquez, aunque vale aclarar que todo el libro es en realidad una exploración bastante subjetiva del autor. 

En capítulos como “las ficciones que persigo” y en el prólogo del libro, Juan Gabriel Vásquez pone su mirada en sus propias obras y en sus experiencias de escritor.

Así, nos cuenta cuáles son sus mecanismos de creación, nos presenta las preguntas que él intenta responder con sus obras y, por consiguiente, nos habla de un tema que es para él muy relevante en sus obras y que se convierte, en mi opinión, en una gran forma de terminar este libro ensayo: el papel social de la novela y su responsabilidad y vínculo con la historia.

Opinión

Sobre este libro tengo una certeza: es un libro perfecto para iniciarse en un conocimiento más profundo de la novela.

Con un lenguaje cercano propio de una clase universitaria, lleno de anécdotas y de frases sentenciosas y apasionadas, Viajes con un mapa en blanco es un libro que cumple con las expectativas de un lector que quiera una lectura entretenida, pero a la vez reveladora y estimulante.

Conocer la historia detrás de las maravillosas historias que hay en las novelas más importantes del canon literario, las ideas que desarrollaron y los paradigmas que rompieron, es siempre estimulante, mucho más si se acompaña con la invitación a lecturas significativas e ineludibles, porque sí: como todo buen libro sobre libros, Viajes con un mapa en blanco es un hoja de ruta a grandes lecturas y la puerta de entrada a magníficos autores.

El autor de La forma de las ruinas nos muestra en este libro su conocimiento y su pasión por los libros y por la literatura. Nos lleva en su ensayo a un recorrido fascinante por las novelas que han marcado la tradición literaria de occidente y que significaron tanto para él en su desarrollo como novelista. 

Pero hay algo en esta pasión que lleva por momentos a Vásquez a meterse en campos indefinidos, en deslices y apasionados suspiros que desembocan en frases sentenciosas y afirmaciones que contagian al lector del amor por la literatura, pero que al mismo, como toda gran pasión desbordada, enceguece y esquiva los límites y las realidades de lo amado.

Pero ¿quién no ha disfrutado del deleite desmedido del amor y la pasión? 

Yo lo disfruto, y lo disfruté en este libro. ¿Y tú lector? ¿Qué opinas?

¡Buena lectura!