Baila, baila, baila es la novela que hace un rompe aguas en la obra literaria de Haruki Murakami. Escrita en el año 1988, marca una etapa de transición en su narrativa y configura una historia llena de misterio.

Ficha técnica:

Título: Baila, baila, baila
Autor: Haruki Murakami.
Editorial: Tusquets.
Páginas: 453.
Temas: Relaciones, Existencialismo, Crímenes, Fantasía, Sexo, Mitología, Amor, Música.
Género: Narrativa.
Año de publicación: 2012.

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Por: Edgar Abreu.

Baila, baila, baila es la novela que hace un rompe aguas en la obra literaria de Haruki Murakami. La historia fue escrita en el año 1988, una etapa de transición en su narrativa. Para el momento el escritor japonés ya había alcanzado un rotundo éxito editorial con Tokio Blues, novela en la que la existencia y la psicología de los personajes le dan forma a toda la historia. Tal fue el éxito de esta obra, que Murakami dijo en algunas entrevistas, que tal éxito lo abrumó y que por eso quiso escribir otra cosa. Ahí fue cuando emprendió entonces la escritura de Baila, baila, baila

La novela se transformó en el gran paisaje iniciático de sus mundos mágicos, en los cuales las trasformaciones oníricas son la clave para descifrar los trozos de la historia que se nos cuentan. Los sueños, el constante encuentro con el pasado, y los personajes enigmáticos, y por momentos signados a develar todas sus contradicciones existenciales, fueron tomando forma con Baila, baila, baila de una manera definitiva. También es la novela bisagra para el constante alargamiento de la realidad que caracteriza la narrativa de Murakami. Basta leer Kafka en la Orilla (quizás una de sus mejores novelas) para encontrar lo depurado de estos elementos.

Baila, baila, baila es una continuación de La caza del carnero salvaje, una novela publicada en 1982, en la cual el personaje del “hombre carnero” cobra vida a partir de una valla publicitaria. La característica de continuación no implica que deban leerse seguidas, ambas novelas pueden leerse de manera independiente, aunque se repiten personajes, ciertos ambientes y algunas referencias oníricas. En Baila, baila, baila, el “hombre carnero” se mantiene más en las sombras, y la obra profundiza en los juegos con la realidad que sufre el personaje central, llegando por momentos a sobreponer estos acontecimientos a la trama.

Se puede definir Baila, baila, baila como una novela de investigación y de misterio, en la cual la fantasía alberga y sostiene todo lo que ocurre. Pero más allá de ello, la novela (a pesar de lo sencilla que pueda presentarse su narración) se construye desde los personajes, algo notable en la propuesta narrativa de Murakami. Los personajes aislados y, en cierto punto, totalmente alienados de su vida cotidiana y de su realidad, no parecen percatarse de estar siendo participes de la proyección de un sueño, de habitar en una realidad paralela, en la cual el espacio-tiempo se difumina, y ya serán muy pocas cosas los que los aten a la realidad.

Baila, baila, baila ha sido la novela que más he disfrutado.

Haruki Murakami.

La importancia de la obra es tal, que Haruki Murakami ha dicho que “ha sido la novela que más he disfrutado”. En 1992 publicaría Al sur de la frontera, al oeste el sol, dando un vuelco general hacia sus sellos distintivos, bosquejados en las ensoñaciones de Baila, baila, baila.  

haruki murakami

Resumen Baila, baila, baila 

Tokio se ha vuelto una ciudad aburrida para el redactor freelance (todoterreno), de quien desconocemos el nombre. Es el año 1983 exactamente, y los recuerdos comienzan a aparecer por todas partes en su cabeza, especialmente el Hotel Delfín, lugar donde hace un tiempo vivió un fugaz amor con una chica desaparecida. Una especie de musa que lo ataba a la realidad, o lo que él consideraba real. 

En este espacio del recuerdo inicia la historia. El redactor freelance desea regresar al Hotel Delfín, porque existe algo que lo funde a ese espacio. Su esposa lo ha abandonado, tiene 34 años, y muestra un desinterés por la vida que lo rodea.  Emprende así un viaje a la ciudad de Sapporo con el objetivo claro de llegar al hotel luego de cuatros años.

Cuando sale del tren en la estación de Sapporo, se instala en una cafetería y reflexiona sobre la extraña soledad que lo embarga en esa ciudad. Todo parece diluirse, y su sorpresa se colma al llegar al antiguo Hotel Delfín y verlo transformado en un lujoso hotel de más de veinte pisos, de estilo Bauhaus. El transfigurado hotel le reserva la habitación 1523. Allí indaga con una de las recepcionistas sobre este nuevo aspecto del lugar. Ella no sabe nada del pasado, tampoco los demás empleados. La inquietud aumenta para el desolado personaje. 

Tras el asombro se da cuenta que se le hará más difícil encontrar a Kiki, ahora que ni el hotel ni sus alrededores son los mismos (quizás Kiki tampoco). “¿Qué más buscas aquí?” (se pregunta). En el bar del hotel conoce a una misteriosa niña de 13 años, que se encuentra sola, y tiene un aspecto algo maduro para su edad. Vuelve a verla al otro día en el desayuno, y ella sonríe. Algo irreal invade el ambiente. 

Momentos después Yumiyoshi, la joven recepcionista, se acercara al redactor freelance para revelarle su extraña y paranormal experiencia en el decimosexto piso del hotel. En una de sus habitaciones parece esconderse un personaje misterioso y sobrenatural. Yumiyoshi no tiene palabras para describir su miedo. También le habla del escándalo de especulación alrededor de la construcción del nuevo Hotel Delfín. Con estas pistas nuestro redactor freelance inicia la búsqueda de la verdad. 

Entre las habitaciones del hotel, cervezas, temas icónicos de los 80 y el pulso del ascensor, el narrador se acerca más a Yumiyoshi y al misterio del decimosexto piso. El mundo solo parece ser real allí, al igual que la búsqueda de Kiki. Las dudas se hacen cada vez mayores, hasta que el pasillo del decimosexto piso muestra parte del secreto y de nuevo el “hombre carnero” aparece sentado en una pequeña mesa, junto a una vela, esperando por develar todas las preguntas del atormentado redactor.  

La interacción con el mundo oronímico se hace cada vez mayor. El “hombre carnero” parece tener las conexiones sobre el paradero de Kiki, y sobre los otros mundos donde el escritor freelance no puedo entrar. De vuelta al hotel luego de desayunar en Dunkin’ Donuts, hablará con Yumiyoshi y saldrá de nuevo, en un día frío, esta vez a McDonald’s, por una hamburguesa con queso y una Coca-Cola. Dando vueltas llegara al sanitario de un cine destartalado. Decide entrar a la función, trasmiten Amor no correspondido, film donde es protagonista Gotanda (un antiguo amigo). Pero ¿Quién es la mujer en la pantalla?, ¿es Kiki?, ¿qué es imaginación?, ¿qué es realidad?…

tokio murakami

En ese instante el redactor freelance decidirá regresar a Tokio. Algo no esta bien y debe solucionar lo que él llama la “Conexión”. Debe buscar las respuestas a los acertijos que se le presentan en una pantalla en blanco. Reserva un vuelo rápido en All Nippon Airways. En su regreso lo acompaña la misteriosa niña, Yuki, (nieve en japonés) a quien su madre ha dejado sola en el hotel. La música, los refrescos, los cafés y las pistas se harán más recurrentes.

Y en Tokio lo esperaran su Subaru, una serie de asesinatos seriales, otros viajes y otros personajes que irán armando la “Conexión”, recordando siempre lo que el “hombre carnero” le dijo en el decimosexto piso: Bailamientrasnoceselamúsica.

Personajes

Redactor freelance: Es el personaje que narra la historia. Su vida transcurre en medio de sus trabajos como redactor para varias revistas, y el interés por volver al Hotel Delfín. Es en buena medida una proyección del propio Murakami. En la novela tuvo una vida tumultuosa en protestas estudiantiles.

El hombre carnero: Figura surrealista, representada por una especie de mutación humana con cabeza de carnero. Habita en el Hotel Delfín y se encarga de revelar acertijos al escritor freelance. Simboliza la voz de la conciencia y el mundo onírico.

Kiki: Personaje que es buscado en la obra. Representa una mujer joven que trabaja para una costosa agencia de prostitución y chicas de compañía. Su construcción se realiza en la mente del redactor freelance.

Yumiyoshi: Recepcionista del actual Hotel Delfín. Posee características de simpatía y misterio. Su juventud la ha llevado de forma solitaria, y parte de los secretos que devela dan forma al inicio de la historia y a la búsqueda emprendida por el narrador. 

Yuki: Representa una adolescente con un sentido del humor mordaz y ácido. Su imagen compone parte del misterio que encierra la historia. Es frecuentemente abandonada por sus padres y viaja junto al redactor freelance a Hawái.

Gotanda: Compañero del instituto del escritor freelance. Se caracteriza por su simpatía y profesión de actor. Protagoniza una escena de amor con Kiki en una renombrada  película. Su presencia es constante en el misterio de la desaparición y los asesinatos de chicas. El acertijo sobre su identidad, y autoría de las muertes se mantiene hasta el final.

Mei: Amiga de Kiki, perteneciente a la misma agencia de prostitución. Se caracteriza por su belleza y su sencillez. En la historia hace un hilo con la cotidianidad y la vida personal de Kiki. Es parte de las víctimas del asesino.. 

Los detectives: El literato y El pescador: Ambos son parte de la policía de Akasaka (Minato, Tokio), e investigan las muertes y desapariciones. Se encargan en gran medida del crimen de Mei. A partir del hecho, comienzan a buscar pistas y pruebas para dar con el asesino. 

Hiraku Makimura: Padre de Yuki. Es un escritor con una dilatada trayectoria, y varios bestsellers. Aficionado al golf, y con aspecto de deportista. Mantiene una relación homosexual con su asistente y aprendiz.  

Ame: Madre de Yuki. Es una reconocida fotógrafa y artista, viaja por el mundo y tiene una relación distante con su hija. Nadie conoce su nombre real.  Su nombre seudónimo artístico significa “lluvia” en japonés. Tiene una relación con un poeta estadounidense lisiado llamado Dick North.

Análisis Literario 

Baila, baila, baila es una obra que culmina una etapa de Murakami, la de sus primeras novelas. Cierra con ella la trilogía del hombre carnero, e inicia con ello un nuevo ciclo narrativa, donde depurará los elementos y muchas de las tramas de sus obras. Con su creación, el autor japonés marca el sello distintivo de su creación literaria, y da un salto de calidad. 

La obra posee en todo su conjunto un simbolismo muy característico, y un fuerte contenido onírico y de irrealidad bien desarrollado en obras posteriores. Nada parece estar ocurriendo tal como lo percibimos, pero la prosa de Murakami nos lleva a un mundo donde son posibles hechos insólitos, y las realidades se cruzan con la extenuante vida de personajes que parecen condenados. 

Lo más destacable de la obra es la capacidad de tratamiento de lo onírico que realiza Murakami. El sueño es la bisagra en la que parece descansar toda la novela ya que no están definido los planos en los que interactúan los personajes. Desde las primeras páginas tenemos presente que la ensoñación del redactor freelance esconde algo mucho más profundo, que lo conecta con su pasado y la oscuridad de otros personajes. 

El hecho policiaco le aporta a la trama un punto de mayor interés. Los asesinatos van quedando sueltos y forman parte del misterio que no se puede resolver. Con ello se hace también una radiografía del ambiente social en Japón para finales de 1980, y los aspectos y apreciaciones sobre el “éxito” o el “fracaso”, en dicha sociedad. Lo mismo ocurre con la figura del alter ego. Tanto el escritor freelance como el escritor consagrado Makimura son dos proyecciones del propio Murakami, lo que da la sensación de que la novela es un tránsito entre dos planos y dos etapas creativas. 

Forma

La obra esta escrita en capítulos relativamente breves, en su gran mayoría van dando una sensación de linealidad en la lectura, pero la narración posee indefinidos saltos en el tiempo. En total suman 44 capítulos, centrados en la búsqueda del personaje Kiki, y las revelaciones del hombre ser onírico con forma de carnero. El autor inicia rememorando un pasado, que se va haciendo presente, y fluctúa de nuevo en secuencias a medida que los personajes intervienen. 

Fondo

La obra tiene por gran temática “la perdida”, o lo que podemos definir como “desamparo”. Todos los personajes se muestran como extraviados en la vida que les ha tocado sortear, y parecen buscar algo que saben imposible de hallar. Nada les da una sensación de saciedad o de completa paz y felicidad. 

Esta construcción de la perdida se hace patente con la desaparición del viejo Hotel Delfín, y todos los recueros que allí se encuentran. En conjunto con esta imagen de desaparición y pérdida se entrelaza la temática onírica y simbólica, una labor ya de Murakami como artista para ir añadiendo recursos de su imaginación a la situación que la novela plantea. 

Los momentos de pérdida definitiva se hacen presentes cuando se descubren los asesinatos. El objeto de la búsqueda del escritor freelance parece dejar de tener sentido y partir allí se abre el vacío del culpable del posible asesino y su descubrimiento final. En esos aspectos la temática onírica tampoco desaparece, y vuelve a confundirse con lo que se nos narra, llegando al punto de que los personajes no dan la impresión de saber dónde están, y hacia dónde dirigen sus pasos. 

Fondo musical 

Este punto es importante al momento de la lectura, y como otras obras de Murkami, en Baila, baila, baila la música está presente como un reflejo de las preferencias musicales del autor, pero también como contextos de una época, y los cambios en la cultura de masas. Desde los más variados temas de jazz, hasta el rock clásico, y sus variantes alternativas, van apareciendo en la obra. Todas estas influencias las aglutinó Murakami en la multicultural ciudad de Kobe (Japón), y en su propio bar.  

El realismo mágico de Murakami 

Los grandes desarrollos en la obra de Murakami giran alrededor del realismo mágico y todas las posibilidades que le ha permitido en su narrativa. En el caso de Baila, baila, baila, esta unión de lo cotidiano a lo extraordinario, de la realidad a lo onírico, es constante. No existen límites claros para ninguna de las interpretaciones que se puedan hacer de la obra. 

La primera imagen de ese realismo mágico la encontramos en el llamado Hotel Delfín. No parece ser un espacio real, y mucho menos el lugar de una historia de amor. En estas primeras aproximaciones en la búsqueda del hotel, el escritor freelance se percata de su demolición y nueva construcción. La lectura en ese punto hace más irreal al hotel, ya que ahora abandona el espacio del recuerdo y se transforma en un increíble y lujoso hotel que el mismo narrador cree imposible. 

Luego los cruces entre los sueños, lo irreal, y la posible realidad van abriéndose mucho más cuando el hombre carnero se hace presente en la historia, y el decimosexto piso del hotel parece un lugar alejado totalmente de la realidad, y todo lo posible.

En sus siguientes novelas, como Kafka a la Orilla, las posibilidades del realismo mágico serán mayores, y los personajes incluso hablarán con los gatos. Cuando en Baila, baila, baila la narración pasa a Hawái, los cambios en el tiempo son notables, y mucho más evidente los recursos del realismo mágico.  

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Opinión 

Tokio Blues dio a conocer a Haruki Murakami como un escritor prometedor. La historia reflejaba una escritura íntegramente japonesa, con los elementos y lo que pudiéramos llamar “ingredientes” de su cultura. Principalmente una estilística sencilla en la escritura, y personajes marcados por la soledad, y un constante conflicto y estado afectivo tormentoso. Ya otros novelistas japoneses habían escrito alrededor de estos elementos. Sin embargo, Murakami presentó una historia muy contemporánea y con particularidades definitorias. 

Fue la primera lectura que hice de su obra, y en su conjunto lo consideré un libro juvenil, una novela escrita para experimentar con la narración y la construcción de personajes que psicológicamente poseían una profundidad notable y definiciones llenas de verosimilitud. 

Baila, baila, baila, por su parte, se puede leer como una obra de consolidación. Para hacer una aproximación general a la literatura de Murakami, es necesario leerla, si es posible en secuencia junto a la dos anteriores, y como un punto de inflexión en su temática. Como he comentado, aunque se puedan leer de manera separada, poseen personajes y hechos que guardan relación.

Desde Tokio Blues hasta Baila, baila, baila, se pueden ir viendo los surgimientos de lo que puede llamarse “occidentalización” en la obra de Murakami. Y la soledad de los personajes no será un único elemento narrativo. Los juegos de la realidad y lo insospechado, constituirán la figura mágica del hombre carnero. Además de las constantes referencias a temas musicales icónicos, marcas de auto, tipos de comida rápida, y la suma de otras características dan un sentido de globalidad a la obra con la cualquier lector se puede identificar.

Es en suma, una lectura para disfrutar más de las propuestas narrativas de Murakami, de la sencillez con la que construye su prosa, y los esfuerzos notables que imprime en los diálogos y los monólogos de los personajes. Es una lectura necesaria para notar el desarrollo del realismo mágico en su novelística. Y con ello hacer más conexiones y seguir bailando con los tonos que nos ofrece el candidato a Premio Nobel de Literatura.