- Título: El perseguidor.
- Autor: Julio Cortázar.
- Año de publicación: 1959.
- Páginas: 57.
- Calificación en Goodreads: 5.
Estoy solo como ese gato, y mucho más solo porque lo sé y él no.
Johnny Carter, El perseguidor.
Es difícil escoger un cuento de un autor como el favorito cuando el autor en cuestión es un escritor de cuentos tan memorables como lo es Julio Cortázar.
Pero aquí pensando esto para los fines que me llevan a escribir esta reseña, me doy cuenta, o concluyo, que de todos los maravillosos cuentos y relatos cortos de Julio Cortázar, El perseguidor es, en mi opinión, el más rico, no solo en palabras por su extensión, sino en detalles, en personajes y en goce.
Supe de El perseguidor por primera vez cuando leí el libro Clases de literatura Berkleley 1980 (Una transcripción de las clases de Julio Cortázar) en el que el escritor argentino toma este cuento para explorar el tema del tiempo en la literatura.
Desde que leí el fragmento que hay en el libro, quedé completamente intrigado y con ganas de leer el cuento. Allí, el autor argentino dice, entre otras cosas, que «Si finalmente tuviera que elegir así, a vuelo de pájaro, un cuento sobre todos los que he escrito pienso que ‘El perseguidor’ sería mi elegido«
Es tan bueno que lo he leído ya más de una vez, y seguro lo leeré otras tantas. ¿De qué trata ‘El perseguidor’? ¿Cuál es el tema principal? ¿Qué persigue Johnny, el protagonista? ¿Qué tipo de cuento es? Respondamos a todas estas preguntas, y a otras más en esta reseña.
Resumen El perseguidor
El perseguidor, Johnny Carter, es un saxofonista de jazz dotado de un talento y una sensibilidad incomparables, pero vive una vida de excesos y adicciones en la París bohemia de la posguerra.
Bruno, su biógrafo y especie de mejor amigo, lo acompaña en sus días, en su vida disoluta y frenética, tratando de captar algo de la magia de su música, intentando proteger esa vida en constante peligro y ese talento que se escapa, que se esfuma en la adicción y en las recaídas, para lograr condensarlo y atraparlo en la biografía que escribe de Johnny.
En el fondo somos una banda de egoístas, so pretexto de cuidar a Johnny lo que hacemos es salvar nuestra idea de él, prepararnos a los nuevos placeres que va a darnos Johnny, sacarle brillo a la estatua que hemos erigido entre todos y defenderla cueste lo que cueste. El fracaso de Johnny sería malo para mi libro (de un momento a otro saldrá la traducción al inglés y al italiano), y probablemente de cosas así está hecha una parte de mi cuidado por Johnny. (…) Y cuando se piensan cosas así acaba uno por sentir de veras mal gusto en la boca, y toda la sinceridad del mundo no paga el momentáneo descubrimiento de que uno es una pobre porquería al lado de un tipo como Johnny Carter.
Así pues, Julio Cortázar elige la voz de Bruno para narrarnos en primera persona los ires y venires de Johnny en París: sus fiestas, sus amistades, sus conciertos, sus recaídas y, sobre todo, sus delirios constantes acerca de sueños y visiones que tiene del tiempo y de la muerte.
En esta historia dinámica y delirante vivimos con Bruno, Johnny, La marquesa, Dedée y los demás personajes, episodios narrados con una soltura poética al mejor estilo cortazariano, en una locación que se le hace tan cómoda al escritor argentino, y de la que es capaz de sacar toda la nostalgia y belleza de sus calles: París.
En la narración también nos topamos con otros jazzistas importantes como Miles Davis, y con canciones de jazz que me condujeron a hacer una lista de reproducción en Spotify con los temas mencionados en el cuento, y algunos otros más.
Análisis literario
El perseguidor es un cuento largo publicado por Julio Cortázar en 1959 que se une a la lista de obras literarias que se cruzan con la música, esta vez teniendo como eje al jazz y como inspiración a Charlie Parker, el saxofonista estadounidense creador del estilo Bebop.
Julio Cortázar, gran melómano y amante declarado del jazz, nos presenta esta narración que, como el jazz mismo, sobre todo en el Bebop, tiene un ritmo frenético.
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Desde el momento inicial, el tono de la historia queda fijado: oscuro, frío, bohemio y surreal. En la habitación de Dedée y Johnny el aire es pesado, no entra la luz del día y las formas apenas si se pueden distinguir.
A partir de allí se despliega una historia cargada de música, de ritmo, de armonía y sincronismo; pero también, como la música jazz, de cadencias decadentes, de improvisación y de rebeldía.
Eso es El Perseguidor, una historia que encuentra el orden y la continuidad en su narrador Bruno, biógrafo y amigo de Johnny, pero que también está llena de confusión, de descubrimiento y desenfreno, como en un solo de jazz, cuando es Johnny Carter quien toma la voz de la historia.
Y mientras todo este ruido y sonido encuentran su espacio, entre líneas se van delineando varios de los temas del libro, siendo el del tiempo el más presente en la narración.
Johnny Carter, este saxofonista negro, estadounidense, adicto a la marihuana, que vive en las nubes perdiendo continuamente sus saxofones y que apenas si logra concentrarse para tocar en conciertos y grabar en estudios, se siente atrapado en el tiempo.
El tiempo es para Jhonny algo impreciso, movible, una valija donde puedes meter mucho unas veces y poco otras. Jhonny dice “esto lo estoy tocando mañana”, Johnny piensa “un cuarto de hora en un minuto y medio”. Para él todo es posible, todo es evidente pero todo es fugaz en el tiempo.
Esto del tiempo es complicado, me agarra por todos lados. Me empiezo a dar cuenta poco a poco de que el tiempo no es como una bolsa que se rellena. Quiero decir que aunque cambie el relleno, en la bolsa no cabe más que una cantidad y se acabó. ¿Ves mi valija, Bruno? Caben dos trajes y dos pares de zapatos. Bueno, ahora imagínate que la vacías y después vas a poner de nuevo los dos trajes y los dos pares de zapatos, y entonces te das cuenta de que solamente caben un traje o un par de zapatos. Pero lo mejor no es eso. Lo mejor es cuando te das cuenta de que puedes meter una tienda en la valija, cientos y cientos de trajes, como yo meto la música en el tiempo cuando estoy tocando, a veces.
Johnny es un hombre simple, limitado en el plano de las ideas, una especie de pobre diablo poseído por una continua ansiedad metafísica que, a través de su saxofón, logra configurar un poco.
La realidad se le escapa a Johnny y él no se siente capaz de atraparla, es un ser que apenas puede ver la puerta al otro lado, pero que nunca puede atravesarla.
Este tema y otros como la muerte encuentran su espacio en este maravilloso cuento, para mí el mejor logrado y el que más disfruto de Julio Cortázar.
En realidad las cosas verdaderamente difíciles son todo lo que la gente cree poder hacer a cada momento.
Como siempre, Julio Cortázar logra cautivarnos en El Perseguidor con una narración hipnótica, fluida y dinámica que siempre encuentra espacio para lo lúdico y lo poético.
En hay tres momentos en la historia que a mí me parecieron geniales en cuanto a las técnicas narrativas que usa Cortázar:
- La escena del café cuando Johnny se desploma ante Johnny es una muestra del uso del tiempo futuro que suena en este caso como profético y le da una fuerza magnífica al relato.
- Una conversación entre Johnny y Bruno en que sus frases se van entrecruzando y se crea un contrapunto delicioso entre la cordura de Bruno y la locura de Johnny.
- El diálogo a media noche entre ellos dos, cuando hay imágenes vívidas de la ciudad y ambos personajes develan sus temores y secretos.
El perseguidor de Julio Cortázar me encanta, me hipnotiza y me sobrepasa. Me quedo corto de palabras y, como Johnny Carter, soy incapaz de atraparlo todo, de alcanzar y explicar todo de este cuento.
Afortunadamente para mí y para ustedes, Pablo Montoya, el magnífico escritor colombiano, sí pudo explicarlo mejor el cuento y da luces más claras sobre esta obra en esta reseña de su blog.
El perseguidor o «Rayuelita»
Es interesante notar muchos parecidos entre este cuento y la novela Rayuela de Julio Cortázar: París, el jazz y la búsqueda metafísica son solo algunos elementos que comparten estas dos obras. ¡Y ni qué decir del parecido entre Johnny Carter y Horacio Oliveira!
Y es que, efectivamente, en Clases de literatura, el libro de Cortázar que mencioné anteriormente, Cortázar dice que el cuento El perseguidor fue el germen de Rayuela, que a partir de él le surgió la idea de la fantástica novela que también tiene a la música como un componente importante.
Hacia el año 56 escribí «El perseguidor» y no me di cuenta —no me podía dar cuenta en ese momento— de que lo que estaba escribiendo ahí era ya un esbozo de lo que luego sería Rayuela. Un crítico (creo que es Ángel Rama) calificó «El perseguidor» de rayuelita; «la rayuelita» le llamó y tiene toda la razón del mundo porque después, retrospectivamente, cuando terminé Rayuela me di cuenta de que en «El perseguidor» estaban ya esbozadas una serie de ansiedades, búsquedas y tentativas que en Rayuela encontraron un camino más abierto y más caudaloso.
Julio Cortázar, Clases de literatura Berkeley 1980.
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Opinión
Como dije en la introducción a esta reseña, El Perseguidor es para mí uno de los mejores (sino el mejor) cuento de Julio Cortázar.
La ambientación, los personajes y los temas forman una cohesión magnífica que lo envuelven a uno en un ambiente bohemio y surreal donde el jazz suena siempre como música de fondo.
¡Y qué decir de la narrativa del texto, de esa prosa hipnótica, fluida y dinámica en la que siempre encuentra espacio lo lúdico y lo poético!
El Perseguidor vale una y mil leídas.
¡Buena lectura!
Lista de reproducción Spotify «El perseguidor»
Análisis: La música en Rayuela
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Muchas gracias por la información… nos ha sido muy util…