Matar a un ruiseñor es la reconocida novela de Harper Lee. Con personajes entrañables como Atticus Finch y Scout Finch, es una novela muy valorada y recordada. Conoce el resumen, análisis, personajes y frases.

Ficha técnica:

  • Título: Matar a un ruiseñor.
  • Autor: Harper Lee.
  • Año de publicación: 1961.
  • Extensión: 336 páginas.
  • Calificación mía en Goodreads: 3.

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Matar a un ruiseñor (To kill a mokingbird en inglés) es una novela escrita por Harper Lee que sorprende por varias cosas: más de 40 millones de copias vendidas, un puntaje alto y una cantidad de reseñas increíble en Goodreads, merecedor de premios y reconocimientos como el Pulitzer de 1961, novela instrumento para la denuncia social en un gran momento histórico de E.E.U.U y, también, cómo olvidarlo, morada y patria de uno de los personajes literarios más admirados de la literatura: Atticus Finch.

Pero ¿Por qué Matar a un ruiseñor se reviste de tanto lujo y renombre? ¿Es realmente una obra literaria y artística admirable? ¿Qué hay más allá del trasfondo racial y los prejuicios sociales que presenta la novela?

En esta reseña del libro de Matar a un ruiseñor conoceremos el resumen, argumento, los personajes, las mejores frases y algunas curiosidades del libro y su de autora, Harper Lee.

Resumen Matar a un ruiseñor

Matar a un ruiseñor de Harper Lee tiene como centro y pretexto un caso de racismo e injusticia social contra Tom Robinson, un negro acusado de violar a Mayella Ewell, una joven mujer blanca de la ciudad de Maycomb, Alabama, al sur de los Estados Unidos.

A este juicio, que ocupa una parte mínima del cuerpo de la obra, lo rodean eventos que nos presentan al resto de personajes y situaciones durante los tres años que transcurren en el libro.

Todo lo que ocurre en Matar a un ruiseñor es visto desde el punto de vista y voz de Jean Louise Finch (Scout), una inocente niña de seis años hija de Atticus Finch, el abogado que defiende a Tom Robinson en el caso.

Los juegos de niños, peleas y aventuras que viven Scout, su hermano Jem y su amigo Dill sirven como medio para presentar a muchos personajes que representan estereotipos importantes para la historia y para articular la línea narrativa y argumentativa.

En una colección de episodios que viven todos estos personajes, vamos llegando de a poco al clímax y momento cumbre de la novela: el juicio de Tom Robinson, repositorio de las grandes preguntas de la novela en el que conocemos mejor a los personajes de esta y el desenlace, casi final, de toda la historia.

Personajes

Matar a un ruiseñor tiene muchos personajes, varios de los cuales aparecen solo como asteroides: las vecinas, los vecinos, los compañeros de escuela. Todo están ahí para ser una representación, para ser un medio por el cual los personajes principales conocen e interactúan con su realidad.

Los personajes de Matar a un ruiseñor también son vehículos y moldes para ciertos estereotipos muy marcados que Harper Lee se interesa en representar.

De todos los personajes de la obra, quizás los más completos, aunque no complejos, sean Scout y Atticus. Veamos cuáles son todos los personajes de Matar a un ruiseñor.

  • Scout Finch: narradora y protagonista de la novela, hija de Atticus Finch y hermana de Jem. Scout es una niña impulsiva, agresiva, inteligente y “poco femenina”, como la definiría la Tía Alexandra, que comienza la historia teniendo 6 años y la termina de 9. A lo largo de la historia vemos su evolución en cuanto a las ideas de igualdad y simpatía que su padre le enseña.
  • Atticus Finch: abogado padre de Scout y Jem que es encomendado para defender a Tom Robinson, el negro acusado de violación. Viudo, trabajador y muy inteligente, Atticus se presenta como la imagen de la moral y la justicia, de los valores y del bien en la obra.
  • Jem Finch: hermano de Scout, su compañero de juego y rival en peleas. Es cuatro años mayor que Scout y a lo largo de la historia empieza a experimentar los cambios físicos y mentales propios de su crecimiento. Gran amigo de Dill, también como Scout va experimentando, y sufriendo, las injusticias sociales que ocurren en la novela.
  • Dill: amigo de Jem y Scout que visita Maycomb en los veranos. Jem es un chico con carácter, imaginativo y aventurero. Por muchísimos aspectos es, como también lo confiesa Harper Lee, el mismísimo escritor Truman Capote, amigo de niñez de la autora.
  • Tom Robinson: hombre negro acusado de violar a Mayella Ewell, trabaja en una granja de Maycomb y es tenido como hombre ejemplar, padre y esposo.
  • Boo Radley: hombre misterioso recluido en su casa por años que despierta la curiosidad de Jem, Scout y Dill. Representa, por varios de sus actos, la bondad. Es, como Tom Robinson, la imagen del “ruiseñor”.
  • Bob Ewell: hombre salvaje, borracho, prejuicioso, perezoso y pobre cabeza de la familia y clan Edwell. Fue quien acusó a Tom Robinson de haber violado a su hija Mayella. Bob Ewell representa la maldad, la ignorancia y la venganza en la obra.

Otros personajes de la novela que vale la pena señalar son: Calpurnia, la sirviente de los Finch y Tía Alexandra, hermana de Atticus devota a la familia y muy prejuiciosa.

Análisis literario Matar a un ruiseñor

Matar a un ruiseñor es una novela que, como pocas, ha tenido una longevidad admirable. Hoy todavía, casi 60 años después de su publicación, ha logrado mantenerse en las estanterías de las librerías y sigue siendo comentada por los lectores.

Las razones pueden ser muchas, desde su pertinente tema sobre la segregación racial en un momento de vital importancia para la historia de EEUU, como por los premios y distinciones que ganó la autora (Pulitzer 1961 y honores presidenciales durante su vida), hasta la exitosa adaptación al cine ganadora de tres premios Oscar.

Así, de todas las cosas de las que podemos hablar sobre Matar a un ruiseñor, hay asuntos de fondo (los temas y el argumento de la obra) y forma (las estrategias narrativas usadas para contar el fondo) que presenta la novela y que, en mi opinión, son más los olvidables, que los memorables.

Fondo y contexto histórico

El argumento de Matar a un ruiseñor se centra en el racismo y los prejuicios, no ciertamente en cómo matar a un ruiseñor, por si eso era lo que estabas buscando.

A lo largo de la novela notamos varios personajes estereotipados, como las familias y los clanes, que gozan, o sufren, de una reputación construida por años y generaciones. Esta reputación negativa, como en el caso de los Ewell, o positiva, en el caso de los Finch.

Personajes como Tía Alexandra y su corte de amigas de la vecindad de Maycomb se encargan de señalar y marcar estas diferencias entre familias que en ocasiones resultan ser sólo imágenes externas y mitos, como el de los Radley, que el desarrollo de los acontecimientos se encarga de desmentir.

Pero el asunto principal de Matar a un ruiseñor, o el que más ha generado identificación en esta obra, es el racismo, aunque, visto en detalle la novela no parece soportar mucho este interés. Sin embargo, el tema está y esto tiene un trasfondo histórico.

Después de la Guerra de Secesión entre los estados del sur y los estados del norte de Estados Unidos, se generaron grandes diferencias (económicas y sociales) atravesadas por un tema en común: la esclavitud. Los Estados del Norte defendían la abolición de la esclavitud y poseían sus economías basadas en la industria, los Estados del Sur, por su parte, tenían economías basadas en la agricultura, sobre todo de la producción de algodón, donde la esclavitud negra era parte integral del sistema.

Matar a un ruiseñor, que está ambientada en la década de 1930, carga con todo el pasado de esta guerra y todo el conflicto racial que generó, además de los problemas económicos que vivía el país por la Gran Depresión. En el Sur, sobre todo (recordemos que Maycomb está situada en Alabama, al sur del país), había una discriminación racial muy fuerte contra los negros, y es allí de donde parte Harper Lee para crear su historia. Vemos pues a menudo cómo los personajes de la novela se refieren a los negros, y como el sistema social está construido para que los negros convivan con los blancos de forma marginal y separada.

Todo el asunto racial pues conforma el tema principal de la novela, y a lo largo de esta vemos cómo Scout y Jem Finch, van entendiendo esta problemática. Atticus Finch, su padre, actúa como el encargado de generar conciencia y simpatía por los negros, no solo con sus hijos, sino con todo el pueblo de Maycomb quien, dicho sea de paso, rechaza y señala a Finch, y por extensión a sus hijos, de niggerlover (aficionado a los negros).

Es de resaltar el hecho de que Harper Lee haya hablado del tema racial en los términos que lo hizo, en la época que lo hizo. Es quizás por eso que Matar a un ruiseñor se ubica en la pléyade de obras literarias estadounidenses, porque Harper Lee, en un momento social clave para los derechos de las minorías (negros, gays, etc.), decidió traer desde la voz inocente de Scout problemas que parecían imperceptibles en la sociedad, y que la figura de Atticus Finch lograba presentar de forma muy simple y directa.

Sin embargo, mirado con más detalle, los negros de la novela son asteroides de la trama inicial, rodean a las estrellas principales, que son Atticus, Scout y Boo Radley. A los negros la obra no les dedica en detalle más que ciertos eventos (como la visita a la iglesia de los negros), cosa que en cambio sí hace con la población blanca, que es la protagonista.

Matar a un ruiseñor película

Forma

Matar a un ruiseñor es una novela monotónica narrada en la primera persona de Scout Finch, tiene un desarrollo lineal del tiempo y, excepto por una introducción inicial a Maycomb y por la narración de los testigos en el juicio, no hay ningún otro movimiento temporal significativo.

La novela, sin embargo, presenta un elemento clave para los propósitos de la narración que seguramente contempló Harper Lee: la elección de Scout como punto de vista y voz de la obra. Este artefacto, que dotó a Lee de grandes libertades y herramientas, es un elemento interesante de la novela.

El hecho pues de que la historia sea contada desde los ojos de una niña inocente, da a la historia una cierta credibilidad y un punto de partida para poner en tela de juicio muchas de las verdades establecidas de Maycomb que critica la obra. El sistema educativo, sus métodos de enseñanza y el trato con los negros, sobre todo, son temas que Scout y los niños siempre cuestionan desde su posición y con los que constantemente chocan y desentienden porque “todavía por son niños”.

Sin embargo, y esto es fácil de notar al leer la novela, Scout Finch es un personaje por momentos inverosímil: la forma de expresarse y su inteligencia no son propias de una niña de esa edad. Y no es que los niños no sean ni inteligentes ni locuaces; pero Scout Finch parece por momentos sobrepasar los límites de su entendimiento y su expresión, lo que nos abre una puerta a la sospecha y deja, sin duda, la huella de la que en la concepción de la novela fue la narradora: Scout… adulta.

Sí, muchos años después de publicada Matar a un ruiseñor, fue publicada en 2015 Ve y pon un centinela, la aparente continuación de Matar a un ruiseñor. Con todo el revuelo que esta publicación causó se supo también que esta historia, que cuenta la historia de una Scout adulta que se reencuentra con su padre Atticus, era en realidad el primer borrador de Matar a un ruiseñor.

Opinión

Tengo que confesar que Matar a un ruiseñor es una novela que me ha confrontado en muchos sentidos como lector. Esto es lo que más me ha gustado y valoro de haberla leído. Pero, tengo que aclarar, la forma en que me ha confrontado no es precisamente en el sentido en que esperaba que lo hiciera.

Quizás por el momento histórico en que estamos, por el desarrollo actual en la discusión social de temas como el racismo (pero también el feminismo, que tiene sus denuncias también en la novela, y los derechos LGTB) y mi propia posición ante estas desigualdades, Matar a un ruiseñor no supuso para mí una gran revelación sobre la problemática del racismo. Sí me generó sentimientos positivos en cuanto a la empatía, pero para mí fue una novela lenta, básica y poco arriesgada que es reconocida por su tema racial, pero que, mirada un poco más allá, es una novela que en realidad no se compromete a fondo con el problema racial y, como dice Roxane Gay en su artículo en The New York Times:

“Los personajes negros están (En matar a un ruiseñor) como figuras sobre las que la gente blanca que las rodea puede proyectar sus pensamientos y sentimientos. Son instrumentos narrativos, no seres humanos completamente realizados.”

Los negros de Matar a un ruiseñor no son entonces un fin, son solo un medio. Los negros no tienen voz en la novela y muchos de ellos son personajes sumisos y “emblanquecidos”, como Calpurnia. Como sugerencia, si se quiere realmente adentrarse en la piel de un negro, de un esclavo, y entender de primera mano y con una narración riquísima en todos los sentidos, el lector habrá de irse mejor a novelas como La ceiba de la memoria, del escritor cartagenero Roberto Burgos Cantor.

Sí, la novela logra una empatía hacia el otro, logra hacernos reconocer al otro como persona con derechos, pero es una novela distante, y dispersa a la que le toma muchísimos eventos aislados y poco trascendentes para presentar su problemática y para llegar a un juicio que se presume centro de la narración, pero que es en realidad solo un evento más que pasa sin que se haya generado una tensión a su alrededor, y con una narración eficiente sí, pero poco memorable (no como la narración del juicio por el asesinato de Rafael Uribe Uribe en La forma de las ruinas de Juan Gabriel Vásquez).

Matar a un ruiseñor es una novela sin sobresaltos para mí. No sé qué tanto esperaba de ella, pero lo cierto es que encontré cosas que no sabía que iba encontrar, como la acertada, aunque inverosímil, voz narrativa de Scout, y lo mucho que aprendí sobre el conflicto racial y la Guerra de Secesión de los EEUU; pero, por otro lado, no encontré muchas de las que el revuelo que causa la novela me parecía prometer: la historia me pareció menos compleja y construida de lo que pensé, y sus personajes, exceptuando a Scout y un poco Jem, me parecieron planos y sin conflictos.

Sí, es cierto que Atticus es un hombre admirable, memorable y todo un modelo de padre y profesional, pero es un personaje literario flojo, fofo, sin conflicto y demasiado idílico con el que el lector crea una admiración distante, pero no identificación o empatía. Me habría gustado que se desarrollara más el “problema con el whisky” que tiene Atticus Finch y que se menciona muy levemente en la novela. Quizás con unos tragos el Atticus complejo y con conflictos podría haber salido a la luz.

Matar a un ruiseñor es pues una novela sencilla y fácil de leer. Un público adolescente disfrutaría y sacaría más de esta novela de lo que pueda hacerlo un adulto. Habrás de leerla entonces tú lector, y sacar con tu lectura tus propias conclusiones. Por lo pronto, espero que te haya sido útil mi reseña.

¡Buena lectura! 😀

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