Ficha técnica:
Título: Pedro Páramo y El llano en llamas.
Autor: Juan Rulfo.
Año de publicación: 1959.
Extensión: 150 páginas.
Calificación en Goodreads: 5
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Juan Rulfo es reconocido no solo por haber escrito Pedro Páramo y la recopilación de cuentos de El llano en llamas, sino porque, con solo estos libros, logró posicionarse como uno de los más grandes escritores latinoamericanos.
La influencia de su obra fue tal que se dice que puso los primeros cimientos del movimiento literario que le sucedería a su libro y a Latinoamérica: el Boom latinoamericano.
De hecho, el mismo Gabriel García Márquez confiesa que Rulfo fue de gran importancia en él, porque cuando cayó en sus manos por primera vez este libro de manos de Álvaro Mutis, dijo haberse sentido tan impactado que no pudo dormirse hasta leerlo dos veces, y que aun así en la cama no podía pegar los ojos.
La actividad literaria de Juan Rulfo fue relativamente tardía, ya que hacia los treinta años empezó a escribir para revistas, donde publicaría algunos cuentos que después conformarían El llano en llamas, que, como dice el mismo Juan Rulfo, fueron una preparación, una manera de soltar la mano, para la obra que vendría después: Pedro Páramo.
Aquí está pues la reseña y el resumen de estas dos grandes obras de la Literatura mexicana.
Resumen Pedro Páramo
Pedro Páramo, cuyo título inicial iba a ser Los Murmullos, tiene uno de esos inicios épicos de la literatura: ‘
Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo.
Así inicia su novela, citando a Comala, un pueblo cuyo origen está en el comal, ese recipiente que se pone sobre las brasas y donde se calientan las tortillas, un brasero, símbolo infernal por el que deambulará Juan Preciado, el héroe en búsqueda de sus orígenes.
La historia de Pedro Páramo rondaba la cabeza de Juan Rulfo muchos años antes de escribirla. Rulfo dice que antes de cumplir los treinta años ya tenía concebida la primera idea de la novela. En dos cartas dirigidas a Clara Aparicio, su esposa, se refiere a esta obra bajo el nombre de Una estrella junto a la luna. Juan Rulfo dice:
«Lo elaboré durante años, pero no había escrito una sola página. Me daba vueltas y vueltas en la cabeza. Cuando regresé al pueblo de mi niñez, 30 años después, y lo encontré deshabitado, fue cuando obtuve la clave que me indicó que debía comenzar a escribir la novela. Mi pueblo tenía unos ocho mil habitantes, y sólo quedaban unos 150 vecinos; en tres décadas la gente se había ido, así simplemente. Entonces supe que estaba en Comala, el lugar ese… Comprendí, entonces, que era hora de escribir y nació Pedro Páramo, que es la historia de un pueblo que va muriendo por sí mismo, nadie lo mata, nadie, sólo va muriendo por sí mismo. Pedro Páramo es también la historia de un amor trágico, porque Pedro Páramo, en su esencia, es un hombre frustrado por un amor imposible. En lo más íntimo, Pedro Páramo nació de una imagen y fue la búsqueda de un ideal que llamé Susana San Juan, a la que soñé a partir de una muchachita que conocí a los 13 años; ella nunca lo supo y no la volví a ver jamás en la vida”.
La novela es una historia narrada por muertos, una historia sin tiempo en la que se van sucediendo eventos que configuran al final una narración confusa e inquietante, que obliga a releerla y a descubrirle detalles en cada relectura.
Resumen El llano en llamas
El llano en llamas es una recopilación de cuentos casi todos narrados en primera persona. Esto hace que la narración sea más personal. Los narradores cuentan la historia de diferentes maneras y dan detalles pequeños que revelan todo un mundo en la narración.
Estos son todos los 17 cuentos de El llano en llamas y un brevíiisimo comentario de mi parte:
- Nos han dado la tierra.
- La Cuesta de las Comadres.
- Es que somos muy pobres.
- El hombre (el del fugitivo al que acusan a un campesino de haber matado, muy bien construido).
- En la madrugada (a este sí lo acusan de la muerte en un corral del jefe).
- Talpa.
- Macario (el de las ranas, raro).
- El Llano en llamas.
- ¡Diles que no me maten! (un relato que da compasión).
- Luvina.
- La noche que lo dejaron solo (el primero que leí, seguro porque es el más corto jajaja).
- Paso del Norte (el habla de los mexicanos al principio: excelente).
- Acuérdate (enredado, confuso).
- No oyes ladrar los perros (el que lleva al hijo a cuestas, de mis menos favoritos).
- El día del derrumbe (técnica narrativa buenísima).
- La herencia de Matilde Arcángel (lindo).
- Anacleto Morones (bueníiiisimo).
Análisis literario
No me deja de sorprender la importancia y la omnipresencia de la muerte y la violencia en la historia y la cotidianidad mexicana, que en realidad creo que es de toda Latinoamérica. Es muy interesante ver lo cotidiano de la muerte en esta novela, la naturalidad del asesinato.
En este sentido en Juan Rulfo se inaugura la visión del Realismo mágico de la muerte. En esta literatura el personaje la vive en las narraciones en su forma pura y directa. Los personajes de la literatura del realismo mágico viven naturalmente los prodigios, sin intentar explicárselos a ellos mismos ni explicárnoslos a nosotros, los lectores. Simplemente son seres que viven en estado de magia.
A lo largo de todo el libro hay muertes, los asesinatos se perpetúan como algo natural, simplemente a veces por un impulso del personaje. En este libro todos mueren. La violencia está en cada página, hay escenas en las que la muerte nos es presentada como un evento cualquiera, el asesinato como un cotidiano. En el cuento La cuesta de las Comadres se narra:
“Por eso, al pasar Remigio Torrico por mi lado, desensarté la aguja y sin esperar otra cosa se la hundí a él cerquita del ombligo. Se la hundí hasta donde le cupo. Y allí la dejé (…) Hacía mucho que no me tocaba ver una mirada así de triste y me entró la lástima. Por eso aproveché para sacarle la aguja de arria del ombligo y metérsela más arribita”…
Me fue inevitable a veces pensar en la naturalidad y la presencia de la muerte y la violencia acá como en 2666 de Roberto Bolaño, donde hay asesinatos por doquier, donde la sociedad los perpetúa y los ve tan naturales, que se pierden en el viento, en las horas que pasan sin resolverse.
Todas estas escenas, personajes, lugares y fenómenos van pasando en el libro de una manera diáfana, sedosa, natural. La narrativa de Rulfo es poderosísima en su austeridad. Grita en su susurro. Es impactante.
Rulfo decía en una entrevista que una de las dificultades más duras que enfrentó en Pedro Páramo fue la cuestión del tiempo. La historia la narran muertos, ¿Cómo darle una continuidad temporal a la muerte? La respuesta: no dársela. En la novela no hay tiempo, los eventos suceden sin sucederse. Solo se narran y no sabemos a veces qué fue antes de qué, y no importa tampoco.
En toda la novela, pero sobre todo con respecto a este trato del tiempo, recordé mucho a Gabriel García Márquez con su Cien años de soledad. Hay en el libro varios personajes que se llaman como los de esa novela, y algunos parecen no ser tan coincidenciales, como el de Melquíades, por ejemplo.
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También hay una parte en Pedro Páramo que dice: El padre Rentería se acordaría muchos años después de la noche en que la dureza de su cama lo tuvo despierto y después lo obligó a salir. Sin duda, una estructura muy parecida al inicio de la obra cumbre del Premio Nobel colombiano:
“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el Coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevo a conocer el hielo…”.
Cien años de soledad
Opinión
Realmente recomiendo estas obras de Rulfo porque las historias son muy atrapantes y la prosa de Rulfo, como dije, es maravillosa. A veces sentí que era como si nos sentáramos al lado de un anciano cansado, de movimientos lentos, que nos señala una silla para que la arrimemos a la de él y nos diga “Venga yo le cuento una historia” y empieza a contarla con lentitud, como escogiendo las palabras para no gastar de más fatiga y aire, con voz suave que toca como cerrar los ojos para escucharla.
Esa es la prosa de Rulfo, es una prosa delicada, en la que hay que leer cada letra de cada palabra, cada frase es un mundo, y cada punto un respiro.
Sí, me gustó la reseña, y el cuento de Anacleto Morones, también es mi favorito…