Fernando González y su amigo Benjamín se deciden a emprender un viaje a pie desde Envigado hasta Buenaventura con un solo propósito “conservar la elasticidad juvenil”. Sin embargo, este viaje es más que eso: es una exploración desprevenida pero profunda de muchas de las cuestiones que aquejan al ser humano, como la muerte, el pecado y la naturaleza. Lee esta reseña de Viaje a pie del filósofo antioqueño Fernando González y entérate de más.

Ficha técnica:

Título: Viaje a pie.
Autor: Fernando González.
Año de publicación: 1929.
Páginas: 230.
Temas: metafísica, existencialismo, viajes, religión, amor, muerte, naturaleza
Calificación en Goodreads: 4

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En mi caso, no viajo para ir a un lugar en particular, sino por ir. Viajo por el placer de viajar. La cuestión es movernos.

Viaje a pie, Fernando González.

Viaje a pie de Fernando González llegó por primera vez al mundo en una edición de la editorial parisina Livre Libre en 1929 en solo veinte copias. Meses después llegó a Colombia y su lectura fue prohibida bajo pecado mortal, entre otras cosas, por esta maravillosa razón:

[Es un libro] “ caracterizado por un sensualismo brutal que respiran todas sus páginas”

A mí, personalmente, esta sentencia me parece más una invitación a su lectura que a su condena.

Veamos en más en detalle de qué trata Viaje a pie de Fernando González y por qué creemos que deberías leerla.

► Viaje a pie de Fernando González – PDF completo para descargar

Resumen Viaje a pie Fernando González

Viaje a pie es el libro escrito en 1929 por el filósofo antioqueño Fernando González donde relata su viaje desde Medellín hasta Manizales en compañía de Benjamín Correa. La travesía, que duró apróximadamente 30 días, pasaba por El Retiro, La Ceja, Abejorral, Aguadas, Pácora, Salamina (Caldas), Aranzazu (departamento de Caldas), Neira, Manizales, Cali, Buenaventura, Armenia (Quindío) para, finalmente, retornar al punto de partida, Envigado.

La finalidad del viaje fue “la salud, la conservación de nuestra elasticidad juvenil”, una razón un tanto vacía y sencilla si no nos detemos a analizarla; pero sí lo hacemos, si vamos un poco más allá, nos damos cuenta de que esta frase esconde las claves para entender realmente el objetivo del viaje y del libro: mantener la elasticidad propia de la mente juvenil, despojándola de ideas fabricadas por la sociedad, por las instituciones como el Estado y la Iglesia, llevándola por las trochas, por el camino desconocido que le permita liberarse y encontrar su verdadera esencia.

Íbamos, pues, de cara al oriente, trepando a Las Palmas, por el camino bordeado de eucaliptos, entregados a nuestro amor a la juventud, al aire puro, a la respiración Profunda, a la elasticidad muscular y cerebral.

Viaje a pie, Fernando González.

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Así, mientras los dos caminantes recorren paisajes y pueblos, van encontrándose con situaciones y personajes que los llevan a reflexiones metafísicas y filosóficas. “De la anécdota surge la teoría”, dijo Carolina Sanín en un conversatorio sobre la obra en la Universidad de Antioquia. El paso y la vivencia desatan el pensamiento, los comentarios y las críticas a la realidad política, social y religiosa colombiana y antioqueña de principios de siglo. Los filósofos caminantes nos regalan así magistrales y despreocupadas reflexiones llenas de viveza, de sagacidad y de humor.

La muerte, la sensualidad, la moral y el pecado pasan por las mentes de los caminantes Fernando y Benjamín. Pasan también, cómo no, atardeceres, montañas, ríos, nieve y mar. Todo para entregarnos un viaje interior que rejuvenece, y un viaje exterior que reanima, que invita al movimiento y a la concepción nietzscheana del cuerpo, donde el hombre es un animal más de la naturaleza que se funde en el contacto con ella. Hay movimiento, hay sudor, hay contacto con el mundo.Fernando y Benjamín son “ muy felices fisiológicamente, por eso ir a pie y no en auto.

Análisis literario Viaje a pie

Viaje a pie es una dulce mezcla entre la narrativa de viaje y el ensayo; pero no hay discurso, hay excurso. Fernando González y Benjamín se dedican a explorar, y, como en toda exploración, hay yerro, hay digresiones (según el autor, por su educación eclesiástica), ideas inacabadas.

Esto no inquieta, sin embargo, a los dos “filósofos aficionados” quienes tienen claro que su estilo para filosofar no es el alemán, riguroso, coherente y metódico, sino que es fluido y pragmático donde el paso de ideas se da como el paso por lugares.

Por eso Viaje a pie es una lectura fresca, despreocupada y divertida que no por eso deja de ser reveladora y profunda. A cada paso nos topamos con preguntas y reflexiones sobre la vida y la existencia que siguen resonando hoy, noventa años después de publicadas.

Opinión

Viaje a pie es un libro que hay que leer por varias cosas: su humor, su filosofía y su profunda ligereza.

Esta última es quizás la virtud más grande de un libro que nos presenta a cada momento frases memorables y pensamientos metafísicos para anotar que nos ayudan a vivir y entender mejor la vida.

La siguiente frase es solo una muestra de esto:

¿Comprendéis, queridos lectores, por qué es un error imitar, por qué vosotros no debéis hacer este viaje nuestro, usar nuestros bordones y ser castos como nosotros, jesuitas mundando? Porque lo único hermoso es la manifestación que brota de la esencia vital de cada uno.

Agarra pues, lector, una copia de Viaje a pie de Fernando González, cómprala, préstala, róbala (por un tiempo, después la devuelves), y disfruta de la magia del Brujo de Otraparte.

¡Buena lectura!

PS: acá una foto mía en la biblioteca de la Casa Museo Otraparte en Envigado, Colombia.

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