Ficha técnica:
Título: Río Muerto.
Autor: Ricardo Silva Romero.
Género: Novela.
Año de publicación: 2020.
Páginas: 150.
Temas: Conflicto armado, muerte, corrupción, desplazamiento, violencia.
Calificación en Goodreads: 3.
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Elegí Río muerto de Ricardo Silva Romero para la lectura conjunta de febrero de este año por un par de razones: una, porque desde hace mucho quería leer a este autor colombiano; dos, porque el año pasado Penguin Random House me preguntó si quería escuchar el audiolibro narrado por Carlos Manuel Vesga. Yo dije que sí, por supuesto.
Así que estas razones se estuvieron añejando por más de un año y ahora que he bebido de las aguas del Río Muerto quiero contarles la cruda y dura verdad de mi experiencia con este libro. Pero empecemos por el resumen: ¿de qué trata esta novela corta publicada en 2020?
Río Muerto comienza con una advertencia de Ricardo Silva Romero: lo que se contará en el libro es verdad, fue real y sucedió “tal y como me lo contaron”.
Una noche de enero de 1992, después de un viaje en su furgón de trasteos, Salomón Palacios vuelve a casa y se encuentra de frente con los hombres que lo van a matar. Él sabe quiénes son, sabe a qué vienen, sabe que debería seguir derecho y arrollarlos para salvar su vida; pero en vez de hacerlo decide bajarse del auto y ahí, frente a su casa, es asesinado a tiros “por sapo, bobo hijueputa”. Irónico, porque el soplón, el sapo, el delator, es mudo.
Minutos después, su esposa Hipólita y sus dos hijos, Maximiliano y Segundo, recogen el cuerpo y allí comienza su largo duelo: la esposa se sume durante un mes en una depresión que la hunde en su cama, inhábil para vivir; los huérfanos se echan al hombro el hogar mientras el pueblo, con indolente compasión, los mira seguir su vida. Mientras tanto, el espanto del muerto vaga por el pueblo buscando darle a su familia su último mensaje: que se vayan del pueblo porque allí nada bueno les espera.
Así continúan un mes hasta que un escaso día, el 29 de febrero, Hipólita se levanta de la cama con la férrea decisión de vengar a su esposo y desmantelar el entramado de falsedad y corrupción de las autoridades del pueblo cómplices del Bloque Fénix, el grupo armado que controla el pueblo y que asesinó al mudo Salomón. En aquel salto desesperado al vacío, Hipólita arrastra su vida y la de sus hijos a una corriente de furiosa violencia que solo puede terminar en el Río Muerto, el río que cruza el pueblo y adonde van a dar todas las víctimas de la guerrilla en Belén del Chamí.
Esta historia se la contaron a Silva Romero en 2017, en medio de un largo y tedioso trancón camino a Bogotá. Cuando todos los temas estaban agotados apareció como un espanto la pregunta que surgía en toda conversación de todo colombiano por aquel entonces ¿por qué votaste en el plebiscito por la paz? Ricardo por el Sí, su acompañante por el No. ¿Por qué? Las razones que sustentan este monosílabo se cuentan en las siguientes 150 páginas que conforman Río Muerto.
La vida en Belén de Chamí, un pueblo olvidado por el gobierno que ni aparece en el mapa (aunque su ubicación sería en algún lugar del Chocó), no tiene horizonte, norte ni destino. Las ilusiones han sido sofocadas por el conflicto y allí, como se dicen en el libro, “vivir era perder el tiempo” (p. 61).
¿Qué sentido tiene entonces la vida? Esa es la pregunta que carcome en la oscuridad del duelo a Hipólita y cuya respuesta le llega en forma de misión: “se convertiría en la prueba de que nadie puede decir la verdad allá en Belén, y esa sería la moraleja de su muerte y el sentido de su historia” (p. 61). Esta respuesta es también su condena.
Hipólita sale con sus hijos a cantarles la verdad a todos los que en el pueblo colaboran con el grupo armado que mató a su esposo: va donde los vecinos que le dieron café a los asesinos; va donde el comisario de policía, el agente Sarria (un hombre lascivo que se le insinúa ahora que no tiene esposo), a decirle frente a todo el pueblo que él colabora con el bloque guerrillero; va donde el pastor Juvenal Becerra que en la iglesia da un sermón donde pide compadecerse de la viuda, pero quien la condena y la desautoriza llamándola mentirosa, y mucho más, después de que ella en el púlpito lo señala como cómplice de los violentos.
Es significativo que Hipólita condene a estos tres personajes (al vecino, al policía y al pastor), arquetipos que representan la figura del pueblo, de la autoridad estatal y de la iglesia siendo cómplices del grupo armado. Y por eso la desesperanza de Hipólita, pues no queda nadie a quien recurrir y la única salida es la muerte, o el destierro: “la verdad es que era una persona que estaba convencida de que la única jugada honesta era matarse” (p. 64).
La historia de la familia Palacios Arenas y del pueblo Belén de Chamí es la historia de muchas familias y pueblos que han sufrido, porque eso aún no termina, el dolor de una guerra como la que ha padecido Colombia en las últimas décadas. Una guerra que sí ha bajado intensidad desde los Acuerdos de Paz, pero que continúa y se ha transformado siguiendo una metamorfosis que parece volverla inacabable.
Por eso este testimonio sigue siendo vigente y pertinente. En Río Muerto, Ricardo Silva Romero decidió narrar una historia que, como bien dice en la nota inicial, su interlocutor se la contó como “si el libro fuera ya un hecho”, es decir, asumiendo que él la escribiría. Así fue y el autor decidió mantener la naturaleza del relato: simple, casi lineal, oral y sin mucho artilugio, aunque entre sus páginas encontremos personajes efectivos, algunos por lo despreciables y mezquinos: los vecinos chismosos, el policía vendido, el pastor despiadado, el jefe de la guerrilla morboso y pornógrafo a quien no le cabe un alias mejor que el que ya tiene: “Triple Equis”.
La novela se siente húmeda y pesada, como es el ambiente de las poblaciones chocuanas cercanas a ríos. Entre sus páginas parece escucharse el continuo rumor del Río Muerto y su corriente susurrante por el murmullo de los muertos que arrastra; pero también se escucha música, mucha, sorpresivamente. Suena La creciente de Rafael Orozco (varias veces mencionada), Morir cantando de Bebetto Crespo y Mauro Millian, Sopa de Caracol de Banda Blanca (que delata la temporalidad ya anunciada en la novela: 1992, pues esta canción fue hit en el 91), Si no te hubieras ido de Marco Antonio Solís/Maná y Gracias a la vida de Mercedes Sosa. Una banda sonora cuyos temas cobran significado en la novela, como la “fuerte tormenta” que se “avecina” y que es la muerte de Salomón, el “alma penando que vuelve al fin recogiendo sus pasos” y a quien su esposa extraña más que nunca y no sabe qué hacer.
Lista de reproducción Río Muerto de Ricardo Silva Romero
Río Muerto de Ricardo Silva Romero es un libro que pone voz a las personas que no la tienen: literalmente hablando, a los mudos como Salomón; metafórica y literariamente, a todas aquellas víctimas de la violencia en pueblos olvidados cuyas historias se cuentan por miles en una guerra de décadas y que apenas si conocemos en relatos como este, que por cierto fue significativamente leído por varios actores, escritores (el mismo Ricardo Silva y Mario Mendoza) y personas de los medios en un Podcast de la Comisión de la verdad que puedes escuchar acá.
Así pues, este libro es, de comienzo a fin, un relato sobre el conflicto armado en Colombia, un relato que se arma, valga la redundancia, de numerosos artilugios para mostrar las cara de la violencia: la corrupción, la sevicia y la degradación del mal, la desesperanza y los vacíos que deja una guerra, como no poder velar en paz y tranquilidad a los muertos por miedo a ser así mismo asesinado (como lo fue el enterrador Severo Caicedo) o, peor aún, no poder hacerlo porque el cuerpo nunca aparece.
Por eso es de resaltar el diseño de portada como uno de los elementos que suman a la carga semántica de la novela. La imagen, tomada en 2002 y titulada Ritual y misa en memoria de las víctimas en la iglesia de Bellavista en Bojayá, Choco, es del fotógrafo Jesús Abad Colorado, quien ha retratado durante cerca de tres décadas el conflicto armado en Colombia. En la foto, los familiares de las víctimas de esta población plantan velas que representan a cada uno de sus muertos.
Una de mis escenas favoritas del libro (por demás trascendente para la historia) es aquella difícil, dura, en la que los hijos y la esposa del mudo Salomón revisan las pertenencias del muerto. Fue de las que me impactó más, no tanto por como se cuenta, sino porque me recordó dos obras de arte espectaculares: la una es “Relicarios” de Erika Diettes, una colección de objetos personales que dejaron atrás las víctimas del conflicto: cepillos de dientes, gafas, tijeras, fotografías, llaves, cuadernos, lapiceros, monedas; la otra es aquel poema de Borges llamado Las cosas, que habla precisamente esos objetos nuestros que “Durarán más allá de nuestro olvido/no sabrán nunca que nos hemos ido”.

Como dije al principio de esta reseña, leí este libro en dos formatos: en libro, prestado de la biblioteca (menos mal) de Otraparte en Envigado, y en audiolibro, gracias a la editorial que me lo dio para escuchar en Google Play. Creo que esto último tuvo una repercusión importante en mi experiencia con el libro que fue, a pesar de todo lo que he dicho, insulsa.
La narración, hecha por el actor colombiano Carlos Andrés Vesga y producido por Miutbooks, me pareció plana y soporífera como el trancón de la nota inicial en la novela. No fue la voz de Vesga, que es profunda y por momentos incisiva (sobre todo en los incontables “hijueputas”), sino que algo en mí rechazó su timbre y su cadencia. Es mi impresión, pero desafortunadamente el audiolibro afectó negativamente mi experiencia con el libro.
A veces es difícil determinar si un libro es “bueno” o “malo”. Es totalmente subjetivo y si a veces es difícil determinarlo para sí (en este caso para mí lo fue) lo es más cuando se trata de recomendarlo a alguien más. Yo suelo tener una pequeña clave que me ayuda a tener una claridad en este sentido, es una pregunta sencilla: ¿releería este libro?
La respuesta con Río Muerto es no. No lo releería. Me imagino en esas y me entra un desánimo increíble. La verdad cruda y dura yace en este libro que es, además, una deuda con una víctima del conflicto armado en Colombia. Pero la verdad pura y dura de mi experiencia con este libro es que no me gustó mucho. Sí, como testimonio es valioso, pero como lectura, como producto literario, para mí no fue tan significativo. Ricardo Silva contó la historia como se la contaron: plana y desinteresada, como un recuerdo doloroso de un pasado muy lejano. Deprovista de lujos, para mí no tuvo un efecto mayor, aunque rescato la agilidad que da el recurso del espanto que se desliza entre escenas y espacios narrativos, así como el minucioso recuento, minuto a minuto, de aquel fatídico 29 de febrero de 1992, el día atípico de año bisiesto en el que estalla la ira de Hipólita y suceden casi todos los eventos importantes de la novela.
A mí me fue extremadamente difícil escribir esta reseña. Por supuesto, la dificultad estuvo en su mayoría en el hecho de que esta obra no me gustó mucho. Pero quizás también porque estoy tratando de encontrarle un nuevo estilo a estas reseñas, donde se sienta más mi voz en el recuento de mis experiencias con los libros.
Terminaré con unas frases del libro que me gustaron, incluyendo ese inicio que sí vale la pena leer dos veces “Todos los finales son designios del Señor, pero no es lo mismo morir que ser asesinado”.
Frases favoritas
- «Acostumbrarse a un miedo es como acostumbrarse a la oscuridad de una habitación».
- «… el alma sabe tres meses antes que el cuerpo va a morir, pero su única manera de comunicárselo a la persona es una tristeza que puede confundirse con un pesimismo o con los nostalgia».
- «Vivir es estarse muriendo y morir era empezar la vida, morir era empezar en serio y vivir era perder el tiempo».
- «Porque el cielo es no tener nada que decirse».
- “El mudo había cometido el error de ser un buen hombre con cualquiera, y ese error le costó la vida”.
Si quieres leer y descargar Río Muerto (primer capítulo) puedes hacerlo acá >>>
Eso es todo, nos vemos en otra reseña literaria y hasta entonces… ¡Buena lectura!
-Luismi.
Referencias
- https://www.eltiempo.com/lecturas-dominicales/resena-de-rio-muerto-nueva-novela-del-escritor-ricardo-silva-romero-527330
- https://www.wradio.com.co/noticias/sociedad/rio-muerto-el-nuevo-libro-de-ricardo-silva-romero/20200526/nota/4041469.aspx
- https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-37452970
- https://www.condotosoyyo.com/p/diccionario-chocoano.html