El otoño del patriarca es una de las obras más importantes de Gabriel García Márquez, y también la que más le costó escribir. Entérate de algunos datos interesantes en esta lista.

Hola lector, Luismi acá.

El otoño del patriarca es, junto a Cien años de soledad y El amor en los tiempos del cólera, la obra más importante de Gabriel García Márquez. Aún así, siendo una de sus obras más famosas, la novela del dictador no suele ser muy leída ya que técnicamente supone dificultades para el lector. Pero yo decidí aceptar el reto y la elegí como la lectura de Club para este mes de marzo.

Sé de la dificultad que supone este libro y por ello me he puesto a investigar un poco sobre la obra, para prepararme yo mismo y para darles a los inscritos las mejores herramientas para enfrentarla. Y en mi trasegar atropellado por los rincones más oscuros del internet llegué a algunos datos poco conocidos y sorprendentes sobre el tiempo en que Gabo escribió este libro (por ejemplo, que dejó de fumar para escribirlo).

Así que recogí 10 datos curiosos e interesantes sobre El otoño del patriarca que espero que te gusten, te sirvan y te motiven para leer este espectacular libro, ya sea conmigo este marzo en el Club de lectura, o cuando tú quieras.

Véamoslos entonces.

10 datos sobre El otoño del patriarca

1- «El libro que siempre quise escribir»

En El olor de la guayaba, un libro que es una conversación con su amigo Plinio Apuleyo Mendoza, García Márquez afirmó que El otoño del patriarca era una especia de autobiografía en clave.

«Sí, es un libro de confesión. El único que desde siempre quise escribir y no había podido»

Y quizás, por todo esto, también afirmó que fue el libro que más le costó escribir.

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2- Fue el libro que más le costó escribir

El otoño del patriarca es, según el propio Gabriel García Márquez, el libro más agotador y difícil que escribió «por su enorme carga de ficción histórica». En una entrevista con la Revista Cambio 16 en 1996, el Premio Nobel colombiano mencionó que obras como Cien años de soledad y Noticia de un secuestro también fueron exigentes: la primera, por su enorme carga mítica; la segunda, por la enorme carga de realidad periodística.

Antes, en su columna “Algo más sobre literatura y realidad” (El Espectador y El país, julio de 1981), García Márquez había dicho que:

«Mi experiencia de escritor más difícil fue la preparación de El otoño del patriarca. Durante casi diez años leí todo lo que me fue posible sobre los dictadores de América Latina, y en especial del Caribe, con el propósito de que el libro que pensaba escribir se pareciera lo menos posible a la realidad».

3- Escribió 3 cuentos para lograr un nuevo estilo en la obra

En «Hoja por hoja y diente por diente» un artículo publicado por la revista Cambio el 12 de abril de 1999, García Márquez comentó:

“Lo más difícil de Cien años de soledad no fue escribirla sino quitármela de encima. No por culpa mía sino de los lectores nuevos, que esperaban de mí más de lo mismo, cuando mi propósito era el contrario: no repetirme”

Este cambio, que traía consigo un nuevo estilo de retórica exuberante, de una estructura y tono nuevos, llegaría a su forma perfeccionada en El otoño del patriarca. Pero para lograrlo, el autor necesitó de un lugar de experimentación y lo encontró en dos cuentos que escribió durante ese periodo. En ese mismo artículo de 1999, dijo:

“escribí en Barcelona una serie de cuentos que en realidad eran experimentos técnicos, de estructura y estilo. Dos de esos cuentos –‘Blacamán el bueno, vendedor de milagros’ y ‘El último viaje del buque fantasma’– eran ya modelos bastante elaborados de la retórica que me hacía falta”.

Pero allí podríamos incluir otro cuento que tiene similitudes con la novela del dictador y es «Los funerales de la Mamá Grande«. Así lo afirma el artículo «Tres cuentos de García Márquez que te ayudarán a leer El otoño del patriarca» del Centro Gabo:

«Si bien es cierto que el estilo narrativo que usa García Márquez en este texto está más cerca de Cien años de soledad que de El otoño del patriarca, también es cierto que, por momentos, las extensas enumeraciones de quienes asisten a los funerales, junto a sus acciones y oficios, adquieren el tono reiterativo que Gabo usará en su novela del dictador. No es casual que después de la publicación de Los funerales de la Mamá Grande, el escritor colombiano haya decidido retomar –sin mucho éxito– la escritura de El otoño del patriarca.»

Según un artículo de la Universidad de Muhammadiyah en Indonesia1Haryanti, Sri & Haryono, Purwo & Setyandari, Ana & Widayanti, Sukasih. (2021). The Use of Constructions in The Novel The Autumn of The Patriarch by Gabriel Garcia Marquez. Jurnal Penelitian Humaniora. 22. 97-109.10.23917/humaniora.v22i2.12601., la difícultad principal en el estilo narrativo de El otoño del patriarca está en que García Márquez construyó frases subordinadas e intricadas, la mayoría de una extensión mayor a diez líneas. Los autores del estudio concluyen que hay que identificar la función de cada palabra y su relación con el resto de palabras en las frases para entender bien su significado.

Curioso pues que, en un libro de tal exigencia, García Márquez hubiera optado por hacerla aún más difícil dejando para siempre un hábito que lo había acompañado para siempre durante la escritura: el cigarrillo.

4- Dejó de fumar cuando escribió esta novela

García Márquez era un asiduo fumador desde los 16 años. Aunque su padre se lo prohibía, su madre le alcahueteaba el vicio. Según confesó en una entrevista en 1996 para la revista Gente: “Mi madre me daba cigarrillos a escondidas, aunque ella no fumaba”.

El cataquero se sentaba frente a la máquina de escribir con un cigarrillo en la boca y prendía el siguiente con la colilla del anterior en un ritmo frenético que iba al compás del de su escritura.

En 1968, en entrevista para la Revista Nacional de Cultura, dijo: “Durante las horas de trabajo fumo cuarenta cigarrillos negros, y el resto del día se me va tratando de desintoxicarme. Los médicos dicen que me estoy suicidando, pero no creo que haya un trabajo apasionante que de algún modo no sea un suicidio”.

Sin embargo, después tendría que cambiar de opinión: “Tuve que aprender a escribir sin fumar, porque me di cuenta de que el cigarrillo me estaba matando” le dijo al periodista Rodolfo Braceli en 1996.

“En medio de El otoño del patriarca, estrujando la cajetilla vacía, mientras absorbía la primera bocanada me di cuenta de que desde hacía meses estaba consumiendo la respetable cifra de cuatro cajas de cigarros en el día. No me sentía mal ni mucho menos, pero esa dependencia me puso violento. Decidí, pues, que aquel sería mi último cigarrillo. Al otro día, cuando me senté en la máquina, me di cuenta de que jamás antes, nunca antes, había escrito una sola línea sin fumar, y tuve que aprender, y fue agónico”.

Fue tal la dificultad en la escritura, que tuvo un bloqueo total que solo pudo ser resuelto por un viaje.

5- Un viaje al Caribe salvó la novela

En una entrevista con Ernesto McCausland ,García Márquez habló sobre el Caribe en su obra y dijo que en un punto de la escritura de El otoño del patriarca se sentía atascado, no sabía cómo continuarla, y lo único que lo soltó y le permitió terminarla fue un viaje al Caribe:

«Cuando yo estaba escribiendo El otoño del patriarca, de pronto tuve un frenazo en algún momento y fue un bloqueo, no sabía cómo seguir. Entonces ingenuamente pensé que era que se me estaban olvidando las cosas: el modo de ser de la gente, el color de la luz, etc. Y corté eso e hice un viaje por todas las islas del Caribe, una tras otra. Fue un viaje de un mes en el cual no hice nada, no vi a nadie, no hice nada especial. (…) Yo iba con Mercedes, y Mercedes me decía: «Bueno, pero qué fue lo que viniste a buscar: no has tomado un apunte, no has dicho nada…». Regresé [a Barcelona] y me solté hasta el final, y me di cuenta de que no era que se me estaba olvidando nada, era que se me había acabado la gasolina de mi cultura básica. Lo único que hice fue vivir ahí. Después, releyendo los originales del libro, yo encontraba que había pequeños detalles: una muchacha que depronto volteó la mirada cuando pasó y tenía una pañoleta amarilla y unos ojos azules… fue una ráfaga. Todas esas cosas, me parecía a mí, que era lo que necesitaba: tener otra vez ese ambiente metido adentro para seguir escribiendo. (…) Esa experiencia no la he olvidado».

Antes, en una entrevista para la revista Libre en marzo de 1972, había dicho que tuvo que viajar al Caribe porque «no conseguía que hiciera calor en la ciudad de El otoño del patriarca, y eso era muy grave, pues es una ciudad imaginaria del Caribe».

6- Un fracaso en ventas

A pesar de todo esto, de la dificultad en la escritura y la complejidad de la obra, el libro no tuvo el éxito esperado.

El otoño del patriarca fue escrita entre 1968 y 1975 en Barcelona, España, y fue publicada por primera vez en aquella ciudad en marzo de 1975 por la editorial Plaza & Janes, pero no cumplió con las expectativas. La primera tirada fue de una cifra histórica: más de medio millón de copias en español. Pero las ventas fueron inferiores a lo previsto. Muchos lectores y críticos expertos llegaron a afirmar en sus reseñas que García Márquez jamás volvería a escribir una historia tan buena como Cien años de soledad.

7- El dictador en quien más se inspiró fue…

A pesar de que la intención de García Márquez fue hacer una síntesis de todos los dictadores latinoamericanos, el autor llegó a afirmar que Juan Vicente Gómez, el ex presidente de Venezuela (1908-1914; 1922-1929; 1931-1935), es el que más se parece al Patriarca. Como le dijo a Plinio Apuleyo en El olor de la guayaba:

«La personalidad de Juan Vicente Gómez era tan imponente, y además ejercía sobre mí una fascinación tan intensa, que sin duda el Patriarca tiene de él más que de cualquier otro. En todo caso, la imagen mental que yo tengo de ambos es la misma. Lo que no quiere decir, por supuesto, que él sea el personaje del libro, sino más bien una idealización de su imagen«.

En resumen, esta novela es una reflexión sobre el poder y la soledad de quienes, como un dictador, llegan a tener. De allí que uno pueda hacer un análisis de la obra con respecto a estos dos leitmotivs, o temas recurrentes en la obra de García Márquez: la soledad y el poder.

8- La primera «mierda» en The New Yorker

Gregory Rabassa, el traductor de varias de las obras de García Márquez, cuenta en sus memorias que, antes de que fuera publicada su traducción de El otoño del patriarca, The New Yorker publicó un extracto de la obra.

Como es común en Gabo, la palabra «mierda» aparecía en el texto varias veces y los editores de The New Yorker se vieron enfrentados a la cuestión de si dejarla o cambiarla por un eufemismo. Después de varias discusiones del consejo editorial, según comenta Rabassa, aceptaron poner íntegramente la palabra «shit» en el diario y fue la primera vez en su historia que salió impresa en sus páginas.

«Desde entonces me ha gustado pregonar la noticia de que un triunfo de García Márquez, incluso mayor que haber ganado el Nobel de Literatura, fue haber roto la barrera de mierda de The New Yorker. – Gregory Rabassa.

9- El promedio de palabras por oración es 803

Cuando leímos El otoño del patriarca en el Club de lectura, Carlos, uno de los lectores del CLE, hizo un análisis de estadística descriptiva del libro que arrojó resultados muy interesantes. Aquí algunos de ellos.

  • El libro tiene 6 capítulos y 110 oraciones.
  • El número de oraciones por capítulo se va reduciendo desde 31 oraciones en el primer capítulo hasta 1 sola oración que es el capítulo final.
  • El promerio de palabras por oración es 803.58.
  • La oración más larga tiene 17.861 palabras, que es todo el último capítulo.
  • La palabra más repetida es «general«, seguida de «madre» y «casa».
Nube de palabras más repetidas en la obra

Si quieres conocer más resultados del análisis estadístico de la obra, haz clic aquí.

10- El misterioso influjo de la música

García Márquez era un melómano. Incluso llegó a decir: «La verdad es que creo haber oído más música que libros he leído, y pienso que no me queda mucho por escuchar desde Juan Sebastián hasta Leandro Díaz.«.

Y hablando de Leandro Díaz, famoso juglar vallenato, no hay que olvidar la famosa frase del Nobel «Cien años de soledad es un vallenato de 400 páginas y El amor en los tiempos del cólera un bolero de 380″. Esta última novela lleva de epígrafe, precisamente, una canción de Leandro Díaz (La diosa coronada) y está tan repleta de música que se mencionan al rededor de 52 canciones que no debes dejar de escuchar si lees El amor en los tiempos del cólera.

Pero además de estas intertextualidades musicales, no hay duda de que la prosa de Gabo tiene un ritmo y una cadencia musical, tanta que una vez dos jóvenes músicos en Barcelona le dijeron que la esctructura de El otoño del patriarca les parecía inspirada en el Concierto para piano número 3 de Béla Bartók.

Así se le contó a Germán Borda:

«Llevaron gráficos demostrativos que a ellos les parecían terminantes. No los entendí, por supuesto, pero me sorprendió la coincidencia de que en los casi cuatro años en que escribí el libro estaba muy interesado en aquellos conciertos, y sobre todo en el tercero, que sigue siendo mi favorito».

A mí personalmente me encanta la música y estudié piano por varios años. Pero creo que no me da el nivel como para encontrar las similitudes entre la obra del escritor colombiano y la del compositor húngaro. Acá abajo te dejo ese concierto y queda en ti dejarme en los comentarios de este artículo si encuentras alguna similitud.

No hay duda de que El otoño del patriarca es una obra muy interesante. Leerla es adentrarse a una de las etapas más complejas y perfectas de la narrativa de García Márquez. Por eso la lectura de este libro puede representar dificultades, así que nada mejor que leerla en un Club de lectura. Únete a mi Club de lectura virtual este marzo de 2023 y leamos juntos El otoño del patriarca.

Nos vemos en un próximo artículo y, hasta entonces… ¡Buena lectura!

-Luismi.

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